B. Concepto de cotidianidad

 

Eje temático que propone reconocer “Lo que queda cuando se sustraen de lo vivido todas las actividades especializadas”. (Henri Lefebvre, 2006)

La vida cotidiana, a diferencia de las actividades especializadas, se encuentra en el centro de todo, a la hora de representar las actividades realizadas por las personas. Todo proyecto en parte y toda realización toman su nueva significación de ella y la proyectan sobre ella. La vida cotidiana es la medida de todas las cosas: de las relaciones humanas, del empleo del tiempo vivido, de la búsqueda del arte y la técnica, entre otras.

Rasgos centrales para la comprensión de la vida cotidiana:

1. Espontaneidad: Es un ámbito de control de los instintos (a pesar de la racionalidad del ser humano) y del reflejo imitativo de modelos exteriores.

 

2. Heterogeneidad: El hombre se puede mostrar tal cuál es. Aquí están las distracciones, el descanso, el trabajo; la vida privada como tal. Es una repuesta a la homogeneidad del lenguaje disciplinador y a la genericidad objetiva de la vida por el mundo del trabajo; que son los componentes esenciales asimilados en la vida social. El hombre coloca aquí sus motivaciones, su ser concreto y diferente.

 

3. Totalidad: La vida cotidiana no es algo acabado, es inagotable. No es un espacio cerrado, sino dinámico y en continuo cambio. Es como una estrategia. Es un fenómeno total pero a su vez diversificado de conocimientos y prácticas diversas. Es el producto de la historicidad de las dimensiones: necesidad, trabajo y goce.

 

Dinámica desde los refranes

Los refranes son frases, cuyo sentido se concreta al relacionarlas con el contexto en que se inscriben. De este modo un mismo refrán puede tener significados muy diversos según el hablante o escritor que lo utilice e incluso según el momento o situación en el que se use.

Lo implícito o lo explícito del refrán se construye en el discurso que el usuario maneja, de acuerdo a los imaginarios simbólicos que le proporciona la cultura. Por ejemplo, para los habitantes de una región en la que no hay diferencia clara de las estaciones, probablemente no resulte claro el sentido del refrán: “hasta el cuarenta de mayo no se quita el monje el sayo”. (Refrán muy popular en España utilizado para significar que el invierno puede afectar hasta los primeros días de Junio, por tal motivo, aún no es conveniente guardar loa atuendos propios de dicha estación).

La dimensión de la inferencia, en la que se mueve el refrán, se puede asimilar con la debida prudencia al concepto de implicatura (generada en la dimensión no literal del refrán). De aquí que se puedan construir inferencias, no por el significado de la oración sino por los sentidos que pueda sugerir la enunciación del refrán en un espacio, una situación y un tiempo específico.

De esta forma, las personas “hacen lo que dicen” y generan discursos acerca de las otras personas y del mundo. Parte de esos discursos lingüísticos, son los refranes. Estos expresan la percepción que se tiene acerca de algo y/o alguien y generan como resultado un comportamiento social.

 

Bibliografía:

LEFEBVRE, Henri. 2006. La presencia y la ausencia, contribución a la teoría de las representaciones. Editorial: Fondo De Cultura Económica. 305 p.
RAMÍREZ, Roberto R. & Teodoro Álvarez. 2006. Aproximación a un análisis pragmático del refrán: Dimensión argumentativa. Universidad de Nariño, Colombia. Facultad de Educación, Departamento de Estudios Pedagógicos.