EL HOMBRE HA OLVIDADO SUS DIOSES.

ENSAYO

“No se puede hablar de algún hecho, de una persona o sociedad en común sin antes no haber indagado en su historia”.

 

Desde el origen, el hombre siempre ha buscado en primera instancia satisfacer sus necesidades primarias y la naturaleza como su principal bien material, le ha brindado y complacido todas estas cosas. Desde Grecia hasta los tiempos modernos la razón cultural, política y social ha conformado los estatutos que rigen como el hombre debe vivir en una comunidad. Este como el pilar paralelo de la formas de relacionarnos ha generado una gran brecha en diferentes  sectores de la sociedad.

Estas brechas tristemente establecidas, en la necesidad de instituciones privadas que priman sobre el bien común, han limitado el acceso a personas que desean ser parte en si misma de una sociedad que los acepte y los haga parte de la multiculturalidad de formas para habitar un mismo  espacio. El barrio La Macarena uno de los muchos barrios de Bogotá, que se ha construido con las manos labriegas de miles de personas humildes y trabajadoras, resurge de las entrañas del olvido con centenares de historias y experiencias de vida que han dado origen a uno de los primeros barrios obreros de la ciudad.  Es un espacio con  alta concentración peatonal dando como resultado el mayor afluente de actividades generadoras de relaciones humanas, es allí en el barrio  donde miles de personas se expresan con amor, alegría, diálogos, juegos, dinero, pasión, morbo, etc. Este espacio público que encontramos en el barrio desempeña un papel fundamental en la construcción de territorios que  articula, estructura y ordena  todos los usos del suelo realzando el espacio público como una de las principales características de la sostenibilidad y de la calidad de vida de sus ciudadanos.

Cuando el hombre en esencia sin importar su clase social su estrato o condición se apropia y genera un sentido de pertenecía hacia su espacio de habitad, la relación entre ciudad, barrio y espacio se hace inseparable. Es el sentido abierto de la necesidad como humanos, la apropiación sana de las cosas,  es por ende que la relación establecida  con anterioridad solo no permite razonar como en las primeras ciudades griegas sus habitantes tenían en los lugares más altos a sus dioses, aquellos dioses que prometían el ir y venir de una sociedad, aquellos hombres que sin ver creyeron en modelos donde la superioridad de la historia, de sus antepasados forjarían el progreso, la consolidación del mañana. El barrio La Macarena nos muestra como su futuro no es más que un recuento de su pasado, donde millares de personas en comunión y comunicación se relacionan formando el afluente de la memoria en el presente.

Con la apropiación del espacio, un montón de actitudes sociales se comienzan a generar. El espacio necesita de un actor, pero este actor también tiene una dependencia del espacio para su existencia, por eso es que esta relación entre un espacio y la gente que se apropia de él genera una historia del cómo se desarrolla esta relación. En el barrio de La Macarena sus habitantes se han apropiado históricamente del espacio y se han apropiado tanto del espacio que han llegado al punto de encargarse de la seguridad del barrio, al ver insatisfactorias las acciones de la policía por su seguridad. Este barrio tiene una historia de lucha en comunidad, como lo han sido sus protestas por la inseguridad y el desplazamiento de los bares que, lastimosamente con el tiempo, generaron inseguridad. Además de esta historia de lucha en comunidad, hay una sobre nuestra ciudad encarnada en este barrio. Esta historia es la de ser el primer barrio obrero de Bogotá, construido por Bavaria generando una identidad cultural de la cerveza en este barrio que aún se mantiene, además de haber llegado a tener una reputación como la de la 85 y la 93 por sus bares concurridos por universitarios y finalmente por tener toda una historia de lucha por ser una zona gastronómica. Toda esta historia se encuentra escondida entre las montañas y las alturas de las torres del parque. Esta ocultada por la arquitectura de estos grandes edificios, por la estatua mohosa de Nicolás Copérnico, por la cúpula del planetario, por la estructura romana del Coliseo y por toda esa historia que el país si está orgulloso de contar. La historia de los pobres, la historia en comunidad, la historia de La Macarena parece estar destinada al olvido. No podemos olvidar la historia de esta gente, o nuestra identidad como personas y sociedad se desvanecerá al perder sentido con esa historia que nos quieren mostrar desde las ventanas del centro internacional.

 

 

Diego Bravo,  Yovanny Morales, Camilo Sabogal, Carolina Davila, Felipe Serna