+Design: Juegos callejeros para RH

Autores Nicolas Afanador María Juliana Loaiza

Panorama

La escencia de los juegos callejeros es su espontaneidad ademas de que muchos de estos juegos son modas o están por épocas. Por este motivo es difícil encontrar por la calle algún caso de estudio donde se vea a la gente jugando. Se decidió, entonces, ir a un club de tejo y rana en la carrera 29 con calle 79 donde seguramente encontraríamos relaciones similares a las de los juegos callejeros. Ahí nos encontramos con la sorpresa de que los mismos jugadores de tejo conocían y alguna vez practicaron juegos callejeros como la rayuela, mayor pared, trompo, tres huecos y yoyo entre otros. Ellos nos proporcionaron la información necesaria y se ofrecieron a darnos una demostración de los juegos.
Al comenzar la demostración de trompo con Iván, uno de los jugadores de tejo, un grupo de amigos del barrio se vio interesado y sin más preámbulo les ofrecimos unos trompos para que jugaran. El resultado fue que recreamos el ambiente y las condiciones naturales que se dan en un juego callejero. El deseo por revivir momentos de la infancia y lanzar el trompo como solían hacerlo con sus amigos del barrio re significó el espacio en el que nos encontrábamos. No importaba que no nos conociéramos, ni que fuéramos de estratos sociales diferentes. El juego nos había unido con estas personas del barrio y habíamos creado nuevos vínculos y relaciones con ellos.

Perfiles
Carlitos es un joven que le gusta disfrutar los domingos en compañía de sus compañeros del barrio. Se reúnen todos los fines de semana a jugar micro en una cuadra cerrada del barrio. Al comenzar a jugar trompo se consolido como el ¨duro¨ entre sus compañeros ya que ellos nunca habían visto sus destrezas jugando. Las maniobras que lograba hacer asombraron a sus compañeros quienes miraban con envidia como cada pirueta era más complicada que la anterior.

Diego tiene 35 años, es padre de 2 hijos y esposo. De lunes a sábado trabaja y domingos los divide en su familia y sus amigos. Por la mañana ya tiene claro que va siempre a la tienda del barrio donde juegan micro desde las 10:00 AM, y a las tres (3), cuatro (4) se está devolviendo a su casa a compartir con sus hijas, hay domingos que sus hijos lo acompañan a jugar cada una se dedica a una actividad, ya sea saltar lazo o jugar con los carritos.
Diego lo encontramos en la segunda visita, cuando llevamos los trompos, el nos pidió uno, al lado del “don duro” mostraba sus habilidades, unas veces ganaba ese titulo y otras se quedaba como la persona que era buena pero le ganaba otro.

Iván, diferente a los demás, es soltero, no tiene familia. Dedica sus días en el establecimiento atendiendo a la gente que va a jugar tejo, mini tejo o rana. Se dedica a “administrar” el lugar, ver que todo esta bien, y la gente se sienta como en su casa.
Los lunes, su día de descanso se queda en casa, y los días más suaves en su trabajo que son los domingos y los martes se relaciona con las personas que van al establecimiento.
El domingo que fuimos a que nos hiciera una demostración del trompo, salio a la calle, donde se encontraban todas las demás personas, y se nos unieron a jugar.
Iván al principio, cuando empezó a jugar solo, se sentía muy seguro, pero a la medida que se le juntaba la gente, se opacaba mas, los demás jugaban mejor que el, se dio cuenta que sabia pero no lo suficiente para ser el mejor en ese ambiente, por eso siguió jugando, practicando hasta que su labor lo volvió a llamar.

Jorge El más joven del grupo, pero no el menos importante, Jorge se reúne con ellos los domingos a jugar el partido de micro y tomar pola. Trabaja como taxista todos los días, turno nocturno, pero los domingos descansa al rededor de sus amigos.
Al jugar trompo el rol que se “le dio”, fue el del payaso, no sabia jugar pero arremedaba a los otros y lo que le salía lo celebraba, con sus compañeros, quienes no dejaban pasar una para soltar un chiste o burlarse de lo que pasaba.

Casos de Estudio

El trompo, probablemente uno de los juegos callejeros más tradicionales y conocidos en nuestra cultura hace parte de nuestros casos de estudio. Funciona enrollando una pita a una peonza (trompo), o un objeto que gira sobre una punta donde se encuentra su centro de gravedad de forma perpendicular al eje de giro, y lanzarlo contra el piso haciendo que la pita se desenrolle y el trompo comience a girar sobre su punta. Entre más pulida se tenga la técnica de lanzamiento, más tiempo dura el trompo girando.
trompo Video

Mayor pared Para este juego básicamente se necesita una pared, monedas y varios jugadores. El objetivo es lanzar una moneda contra la pared y dejarla lo más cerca posible a ella. El jugador que logre dejarla más cerca que sus contrincantes se gana todas las monedas lanzadas. No tiene límite de jugadores y su nivel de dificultad es mínimo lo que permite que sea un juego rápido y apto para todas las personas así no tengan experiencia.

Las Monas Cambiar monas es un juego callejero. Este juego no es de todos los días, se da cuando hay una fiebre por algún evento nacional o especialmente mundial. El deseo de completar el álbum genera una ambición y una ansiedad por la competencia de llenarlo. En este caso de estudio el álbum del mundial de fútbol de Sur África 2010 fue el protagonista del juego. El escenario no solo se quedó en las calles, se tomó los parques, los semáforos y demás espacios públicos donde la gente suele reunirse a hacer relaciones, o donde se protagonizan las redes sociales.

El tejo Este deporte, en un tiempo atrás era a un juego, con las mismas características de los otros, informal, se pasaba el rato, se adueñaban los jugadores del espacio y se divertían. Al pasar el tiempo el tejo se convirtió en el deporte nacional, “criollo”. Pero las relaciones y convivencias que se viven también hacen parte de los juegos callejeros.
Consiste en grupos que tiene que tirar una bala (piedra) y embocinar o explotar una mecha, este juego exige un poco más de habilidad pero se aprende de igual manera. Cuando se desarrolla esta actividad se acompaña con aguardiente o cerveza poker.

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El micro futbol, el juego callejero probablemente más jugado en las calles de Bogotá, es una adaptación del fútbol de cancha grande a un espacio menor probablemente debido a la falta de canchas y recursos de los jugadores. Las canchas se hacen improvisadamente con lo que se tenga a la mano, desde zapatos y prendas de ropa de los jugadores hasta piedras. En casos menos extremos, como es nuestro caso de estudio, la afición y el hecho de poner el juego como un rito todos los domingos, llevo a los jugadores a fabricar unas canchitas de metal. De esta forma la informalidad se sube un poco de nivel hacia la formalidad y al mismo tiempo la calle se vuelve un espacio mas propio.

Todos los domingos a las 10 de la mañana, este grupo de amigos del barrio cerca de la calle 79 con carrera 29 se reúnen a jugar micro. Después de jugar aproximadamente 1 hora y media, ya cuando todos están exhaustos se reúnen a tomar cerveza en la tienda de la misma cuadra donde juegan. La tienda la abren exclusivamente para ellos los domingos, la dueña sabe que al igual que jugar su cotejo a las 10 AM, sentarse a tomar cerveza después hace parte del rito, la una va acompañada de la otra.

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